La memoria, como la mentira, tiene las patitas muy cortas, y nuestro ‘madrileñismo centralista’ nos hace obviar pronto todo lo que se celebre fuera de la capital. No: Estampa no es la primera feria que tiene lugar en España desde el aldabonazo que supuso la pandemia tras ARCO en febrero de 2020. Con la ‘reapertura’ y la instauración de la ‘nueva normalidad’ se fueron desarrollando en nuestro paísexperimentos con mayor o menor éxito como Marte en Castellón, Art Marbella en la localidad malagueña o Art Photo Bcn, con sus inevitables cambios de fecha en el calendario y, en el caso de esta última, con versión híbrida presencial y digital, como mandan los cánones actuales. De hecho, por un día, no coincide con SAM, el Salón de Arte Moderno de la capital, desde mañana en Velázquez 12.
Ahora bien, a nadie se le escapa que la celebración desde esta mañana de una nueva edición de Estampa ha sido recibido por el mundo del arte patrio como un gol en la final de un mundial de un aficionado al fútbol. «Hemos estado demasiado tiempo enclaustrados en una pantalla –expresaban desde el estand los sevillanos Alarcón Criado–. Necesitábamos volver a reencontrarnos».
De igual forma que durante la crisis anterior aprendimos lo que era la prima de riesgo, la actual nos ha familiarizado con el término ‘incidencia acumulada’
Como muchas otras ferias, Estampa sufrió durante los últimos meses un inevitable cambio de fechas, resultado de los datos epidemiológicos en nuestro país. Curiosamente, Madrid notificaba hoy a Sanidad 2.182 casos de coronavirus cuantificados el día previo, frente a los 1.253 que trasladó el 18 de marzo, última fecha que se barajó en 2021 para la feria antes de trasladarla a abril. De igual forma que durante la crisis anterior aprendimos lo que era la prima de riesgo, la actual nos ha familiarizado con el término ‘incidencia acumulada’, ahora en la capital en 315 puntos (y subiendo) frente a los 225 de la fecha del mes anterior. En resumidas cuentas: seguir retrasando o aplazando no asegura mejor panorama pandémico.
«En algún momento había que dar el paso», explica Chema de Francisco, su director, que, enfundado en su mascarilla, el ‘look’ imprescindible de la cita este 2021, se muestra ilusionado con que Estampa sea de nuevo una realidad: «Cuando bajé el lunes y comprobé cómo iban los montajes me emocioné y me di cuenta de que hacer algo así ya era posible».
Preguntado sobre las expectativas que tiene con una feria para la que se han extremado las medidas de seguridad sanitarias (se ha habilitado un pabellón más grande, el 6, con distancia de hasta nueve metros en los pasillos centrales entre estands, toma de temperatura a la entrada, aforo limitado a los 3.548 visitantes y un sistema de ventilación que renueva el aire del recinto cada veinte minutos), De Francisco confiesa que llegar hasta aquí ya ha sido el «gran logro»: «Y si lo hemos conseguido ha sido gracias a las galerías. Ellas son las que nos han empujado. En cuanto a lo que va a suceder a partir de ahora, a poco que hagamos, los resultados tienen que ser buenos. Durante estos meses, es cierto que el mercado no se detuvo, pero era necesario que se retomara el reencuentro entre los agentes del arte. Creemos que las medidas tomadas en Ifema generan confianza. Eso es fundamental».
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